Orden al servicio de Dios, de la Iglesia y de los hombres, en Cristo nuestros hermanos.

Visión

La eficacia y legitimidad de la Orden Monástica San Juan Bautista, depende y en buena medida de su capacidad de convocar e interactuar con otras iglesias y comunidades hermanas, además también dependen de la construcción conjunta de aquello que es verdaderamente cambiante, bueno, bello y justo.
En honor a nuestra visión y buscando comprensión de ésta, presentamos el siguiente escrito:

A TI MONJE

"Te escribo a ti porque la última esperanza. El gobierno y la Iglesia han fallado. ¿Cuando no? Las ideologías están desgastadas. ¿Donde están los líderes? Sus pies son de barro y sus ideales -¿Todavía existen los ideales?- son de pacotilla. ¿Y la filosofía y la teología? La filosofía y la teología en particular, son eternas, pero nuestros filósofos y teólogos "inflan ahora el buche sin siquiera tener buche" como dijera Nietzsche. Ya no piensan, sólo elaboran entelequias preciosistas que ellos mismo son los primeros en no entender. Y el arte ¿Acaso el arte religioso no es la salvación? el arte ya no copula con los pinceles, ni dialoga con las piedras, ni se extasía con los sonidos. Nuestro arte religioso primero consulta los bolsillos.
Pero tú, monje, eres la última esperanza y... quizás el fracaso. Ni siquiera los matrimonios de hoy, porque su unión dejó de ser un proyecto en común para convertirse en un infierno compartido, en tantos casos; ni siquiera ellos serian luminarias en el camino de los jóvenes. Quedan los monjes, quedas Tú. Los padres aman... cuando saben amar... porque sus hijos lo son de sus entrañas. Pero tú, monje, los amas porque les dedicas tiempo, les das tu vida, sin ser ellos tuyos.
Eres la máxima glorificación del desinterés y la más pura manifestación del amor. (...)
Nuestro pobre mundo, a pesar de todo y de serlo, está jalonado por vidas heroicas y ejemplos de monjes y monjas que siembran de sonrisas, de virtud y de valentía los surcos estériles. El mundo los ve y no se conmueve. Su comentario desolador y demoledor es éste: "¡Que estúpidos, parecen masoquistas; pudiendo llevar una vida de placeres y descanso!". En cambio, monje amigo, este planeta y sus hormigas, todavía se conmueven ante el amor. Y tú eres el más puro depositario de esta llama. Por ello eres la última esperanza. No te pido, pues, que seas sabio. Ojalá lo fueras... ¡No! ¡Si!... debes ser sabio, con la sabiduría del Amor. No te pido que seas premio Nóbel, ni gran doctor, ni fiero competidor de las computadoras. No te quiero dueño de banalidades, te quiero manantial de vida, de bondad y de entrega (...)".


Este escrito hace alusión a la entrega y sensibilidad que deben despertar o adquirir todos y cada uno de los miembros del monacato, además nos convoca a la comprensión, al cuidado de si, a la diligencia con los demás, al servicio desinteresado y a la unión consigo mismo y con la divinidad, como partes importantes de los designios de nuestra comunidad religiosa; por consiguiente, la actividad de este monacato deberá orientarse cada día más y más a la apertura de nuevos espacios de reflexión desde un trabajo de tipo conceptual y espiritual.