Orden al servicio de Dios, de la Iglesia y de los hombres, en Cristo nuestros hermanos.

Propositos de vida [Regla]


De siempre y en la mayoría de los casos, la vida religiosa se ha definido por la vocación particular de la persona a tal o cual instituto, el cual es gobernado por un typicon adecuado. Pues bien, la palabra typicon es una palabra griega que en nuestro lenguaje significa "regla". Pero, la typica monástica en las iglesias occidentales, muchas veces no es asumida con la importancia que ésta requiere.

Mas, encontrar en cada criatura humana como ser individual las situaciones que lo afectan, o bien, descubrir la guía espiritual que le ayudan a abrirse a la vivencia de la actividad comunitaria, es algo que no puede expresarse a través de reglas o regulaciones.

Por ello, el typicon ayuda a vivir pero no es una norma inamovible o rígida, sino más bien, una guía que permite siempre el soplo del Espíritu Santo, recordando así el Espíritu de Cristo que dice: "La letra mata pero el espíritu da Vida". (Jn. 20, 22).

Teniendo en cuenta todo lo anterior, la regla de nuestro monacato en su estructura está compuesta por dos partes que son: los votos o juramentos y los propósitos de vida.

VOTOS O JURAMENTOS

De acuerdo con las tradicionales y ancestrales políticas monacales de las primeras comunidades cristianas, se pide a todos los miembros de la Orden de San Juan Bautista que acepten de una forma libre y conciente los siguientes diez votos:

(Voto: Una promesa. Un voto religioso es una promesa hecha en público ante la Iglesia y el superior* legítimamente elegido para poner al servicio de Dios nuestra vida entrando en una comunidad religiosa en particular.)

1. Prudencia: Es una virtud clave; el recto discernimiento de las acciones humanas que inclinan al hombre a portarse como tal, de modo que se humanice a sí mismo y a los demás, y busca el progreso de la misma persona prudente.

2. Caridad:  Es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por El mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.

3. Misericordia: La bondad, compasión o tolerancia mostrada a la persona que nos ofende (como la misericordia de Dios hacia nosotros, pecadores).

4. Reverencia.

5. Reflexión: En Filosofía se refiere al proceso de meditar.

6. Trabajo pastoral: Similar al Apostolado. La palabra pastoral se deriva de pastor, sacado de las imágenes del pastor en el Viejo y el Nuevo Testamento. En el Libro de Ezekiel, Dios dice que llamará a pastores como El, y distingue entre los buenos y los malos pastores. En los Evangelios, Jesús se refirió a sí mismo como "El Buen Pastor," que siempre cuida de su rebaño.

7. Iluminación: Adquisición de nueva sabiduría o entendimiento, última realización de lo divino, sentir la misma Presencia de Dios. Esta experiencia se manifiesta en paz, amor, felicidad, sentido de unidad con el universo.

8. Pobreza: El religioso entrega cualquier cosa que obtiene a la comunidad, ya cambio la comunidad se encarga de todas sus necesidades (personales, médicas y educacionales).

9. Obediencia: Es el fruto de la Libertad.  Se basa en la fe y la imitación de Cristo, quien hizo la voluntad del Padre en vez que su propia voluntad.

10. Castidad: No es Represión ni Castración. La virtud y el voto por el cual el religioso/religiosa dirige su sexualidad en una forma no generativa y no exclusiva como expresión de fe y de compromiso total a Cristo.
  
Los nueve primeros son de carácter obligatorio e inmediato para todos aquellos miembros que ingresen a la Orden, mientras el décimo, es opcional, ya que nuestro monacato admite miembros legítimamente casados. Ahora bien, los miembros casados no pueden aspirar al cargo de abad o abadesa.



PROPÓSITOS DE VIDA

Los miembros de la Orden Monástica de San Juan Bautista, deben valorar el cumplimiento permanente de los propósitos de vida que regulan el orden, la disciplina y la convivencia, éstos inciden no sólo en los logros, sino en la proyección de la misma comunidad.

A continuación enumeraremos cada uno de los propósitos:

1. Que ninguno de los miembros, en especial los superiores, se embriaguen.
2. Que no rompa los vínculos que Dios creó en el Cielo para que sean respetados sobre la tierra.
3. Que no esté lúgubre en la fiesta del Señor que salva.
4. Que domine su carne según la norma de los santos (Rom. 8,13).
5. Que no se le encuentre en los asientos más honorables, como es habitual entre los gentiles (Lc. 14,8).
6. Que su fe sea sin doblez.
7. Que no siga los impulsos de su razón, sino la Ley de Dios.
8. Que no se oponga a las autoridades superiores con espíritu orgulloso (Rom. 13,2.).
9. Que no se encolerice ni se impaciente con los que son más débiles.
10. Que no traspase los límites (Det. 27,17).
11. Que no alimente en su espíritu pensamientos engañosos.
12. Que no descuide el pecado de su alma.
13. Que no se deje vencer por la lujuria de la carne (Gal. 5, 19).
14. Que no camine en la desidia.
15. Que no se apresure a pronunciar palabras ociosas (Mt. 12,36).
16. Que ni ponga lazos a los pies del ciego (Lev. 19, 14).
17. Que no enseñe a su alma voluptuosidad.
18. Que no deje que se adueñen de su corazón los que profieren palabras lisonjeras y almibaradas.
19. Que no se deje ganar por los regalos (Ex. 23,8).
20. Que no se aflija en la prueba (2Cor. 4,8).
21. Que no tema la muerte, sino a Dios (Mt. 10,28).
22. Que el temor de un peligro inminente ni le haga pecar.
23. Que no abandone la verdadera luz por un poco de comida (Mt. 4,4).
24. Que no sea vacilante ni indeciso en sus acciones.
25. Que no sea versátil en su lenguaje, que sus decisiones sean firmes y fundadas; que sea justo, circunspecto, que juzgue según la verdad sin buscar su gloria, que se muestre delante de Dios y de los hombres tal como es, alejado de todo fraude (1Re. 3,9).
26. Que no ignore la conducta de los santos y no sea como ciego ante la ciencia de ellos.
27. Que a nadie dañe por orgullo.
28. Que no lo domine el ardor de los vicios.
29. Que nunca siga de largo ante la verdad.
30. Que odie la injusticia.
31. Que no haga acepción de personas en sus juicios, por causa de los reglaos que le pudieran dar.
32. Que no condene por orgullo a un inocente.
33. Que no se abuse en ningún sentido de los niños.
34. Que no abandone la verdad bajo el imperio del terror.
35. Que no coma el pan que haya obtenido por engaño.
36. Que no ejerza presión sobre el alma para despojar a otros.
37. Que no mire por encima del hombro al que tiene necesidad de misericordia.
38. Que no de falso testimonio, seducido por la ganancia (Ex. 20,16).
39. Que no mienta por orgullo.
40. Que no sostenga nada que sea contrario a la verdad por exaltación de su corazón.
41. Que no abandone la justicia por cansancio, que no pierda su alma por respeto humano.
42. Que no desee hermosos vestidos.
43. Que no descuide el consultar a los ancianos para poder discernir siempre sus pensamientos.
44. Que cuando juzgue siga los preceptos de los ancianos y la ley de Dios, predicada en el mundo entero.
45. Que la puntualidad, el cumplimiento de tareas y la participación en las actividades, favorezcan el desarrollo armónico de los propósitos de la regla.
46. Finalmente, que los hábitos y los modales respondan a los principios del monacato, significando los valores acordados en nuestra regla.

Hermanos, la plenitud de nuestros votos y propósitos de vida es la caridad; para nosotros que sabemos en qué tiempo vivimos, es la hora de arrancarnos del sueño; la salud está mucho más cerca de nosotros que cuando comenzamos a crecer. La noche está avanzada, el día, próximo, despojémonos de las obras de las tinieblas (Rom. 13,10-20) que son las discusiones, las murmuraciones, los odios y la soberbia que infla el corazón (Gál. 5,20).

27 Enero de 2009